domingo, 18 de marzo de 2012

LA PSICOLOGÍA EN EL ÁMBITO LEGAL

La psicología en el laberinto legal; respuestas peligrosas que pueden llevar a condenar a un inocente
Confesar bajo interrogatorio un crimen que no se ha cometido es a menudo la penosa consecuencia de la tortura. Pero en naciones donde los métodos de esta clase no están permitidos, los casos en los que se tienen plenas garantías de que el detenido ha sido tratado correctamente a veces también desembocan en autoinculpaciones sin motivo aparente. Ciertos aspectos subliminales de la presión psicológica de la justicia, y una cadena inadvertida de consecuencias en el camino sin marcha atrás por el intrincado laberinto legal pueden hacer, según un nuevo estudio, que personas inocentes den respuestas falsas y peligrosas a algunas preguntas que les hacen los policías.

En el primer experimento, 81 estudiantes de psicología (38 mujeres y 43 hombres) de la Universidad Estatal de Iowa fueron entrevistados sobre actos poco éticos o incluso delictivos que habían realizado anteriormente. Al enfrentarse a las preguntas, sabían que sus respuestas reconociendo los hechos conducían a una consecuencia desagradable probable dentro de varias semanas (reunirse con un agente de policía para hablar sobre sus respuestas en detalle), mientras que sus respuestas negando tales hechos acarreaban una consecuencia desagradable inmediata (tener que contestar a una larga serie de preguntas repetitivas).

El equipo de la psicóloga Stephanie Madon, de la Universidad Estatal de Iowa, constató una tendencia entre los sujetos interrogados a buscar la salida más cómoda a corto plazo, que era la de admitir los hechos para así evitar la consecuencia desagradable inmediata (tener que contestar a una larga serie de preguntas repetitivas), aún cuando eso implicaba que su situación se agravaba y que aumentaban sus probabilidades de tener que enfrentarse a la reunión con un agente de la policía. En otras palabras, de las dos posibles consecuencias desagradables, la que quedaba más alejada en el futuro la consideraban menos importante que la que se produciría de inmediato.

Los científicos comprobaron que los participantes admitían los hechos de los que se les acusaba, mayormente para evitar tener que responder a una larga serie de preguntas repetitivas, pese a que ello les ponía en una situación más difícil y aumentaba las probabilidades de tener que reunirse con el agente de policía dentro de varias semanas para hablar sobre sus respuestas con más detalle.

En el segundo experimento, 143 estudiantes de psicología (93 mujeres y 50 hombres) de la misma universidad fueron también entrevistados sobre actos poco éticos o incluso delictivos que habían realizado anteriormente. Pero esta vez, la consecuencia inmediata era una reunión con el oficial de policía justo después de la entrevista, mientras que la consecuencia alejada varias semanas en el futuro era volver a la sala para responder a una larga serie de preguntas repetitivas.

Una vez más, los participantes tendían claramente a admitir o negar los hechos en función de las consecuencias desagradables inmediatas. Dado que en este caso la consecuencia desagradable inmediata era reunirse con el oficial de policía, respondían de un modo que les evitase eso, a pesar de que aumentaban sus probabilidades de tener que regresar dentro de varias semanas para responder a la larga serie de preguntas repetitivas.

Los investigadores creen que los resultados de estos experimentos pueden ayudar a explicar por qué algunos sospechosos dan respuestas inadecuadas que pueden inculparles, a fin de evitar un interrogatorio de la policía, incluso si en todo momento se les da un trato humanitario, y aunque esas respuestas inadecuadas aumenten el riesgo de que se les declare culpables y acaben pagando una multa, haciendo trabajos comunitarios, ingresando en prisión o incluso sufriendo la pena de muerte en los países donde ésta se aplica.

Los autores del estudio teorizan que los sospechosos que son inocentes están convencidos de que la verdad se impondrá de un modo u otro, y que, debido a ese convencimiento, consideran remotas y poco probables las posibles consecuencias negativas a las que les conduzcan en el futuro las respuestas inadecuadas que den en las fases iniciales de su recorrido por el laberinto legal.